jueves, 25 de octubre de 2007

Y su Reino no tendrá fin

Quería escribir algo sobre el acontecimiento de alegría del próximo domingo, la beatificación de 498 mártires que dieron testimonio de su confiado amor a Cristo en España, allá por los años treinta del pasado siglo. Muertos del bando de la paz, la piedad y el perdón invocados por Azaña. Porque murieron perdonando, como mueren los verdaderos testigos del Señor Jesús, y por eso la Iglesia hoy los lleva a los altares que reflejan la inmensa Luz del Altar. Murieron pasto de un fuego ignorante, odioso y vergonzante: la llama del anticlericalismo, siempre latente, que de vez en cuando se cuela por las rendijas de esta España que ha dejado de ser católica (vuelvo a citar al presidente alcalaíno). Y ese fuego atizó otro no menos triste, el de la Iglesia nostálgica de los tiempos de Cristiandad, de Cruzada, del Imperio hacia Dios. Pero no. Dios marca otros rumbos, y son los que tomaron los mártires. Murieron cuando alguien vio en Cristo al enemigo y no al Salvador, y ardieron los templos, y se desterró a los jesuítas (otra vez; para la Compañía no habrá memoria histórica hecha ley), y se mandó fusilar al Sagrado Corazón, y no faltaron voluntarios para el pelotón más burdo de todas las retaguardias. Murieron de nuevo cuando alguien vio en Franco al Salvador, y los templos se llenaron a la fuerza, y se desterró a los hombres libres (otra vez; para ellos tampoco habrá justicia suficiente), y se concedió palio a quien no lo merecía, y no faltaron portadores para el honor más sacrílego de todas las liturgias. Entonces, bien está que ya no mueran más los mártires de España, que vivan para siempre en nuestro recuerdo como ya reinan con Cristo. Oportet illum regnare.

domingo, 21 de octubre de 2007

Encantado y feliz como una lombriz

Paradojas de la vida: acabo de enterarme en "Milenio 3", el otro programa, de que ha muerto el bueno de Juan Antonio Cebrián, que regó durante más de una década "La rosa de los vientos" a golpe de chorro de voz. ¡41 años tenía! A Cebrián lo seguí mucho el primer año de carrera, cuando Cle me lo recomendó y yo trasnochaba para estudiar. Sus pasajes de la Historia me enganchaban más que la Bioquímica, las tertulias que se desencadenaban cada madrugada me retenían en vigilia, y también fue capaz de sobrecogerme con el relato de "El cuervo" de Edgar Allan Poe. Hasta me "enamoré" de Luján Argüelles, a quien yo no vería pero Cebri tampoco... ¡que era ciego! Después fui cambiando de hábitos y le perdí la pista radiofónica. Me quedaron sus artículos en El Mundo. Y los libros que me regalaron. Y también uno suyo que regalé, La aventura de los godos, porque se regala lo que se quiere y a Cebri yo le quería. Todas las noches me dejaba satisfecho y él se iba encantado y feliz como una lombriz, o eso decía. Yo le creo. Como creo que estará viendo con sus propios ojos, renacidos, a tantos personajes como nos hizo descubrir. Ha dejado rastro en http://www.juanantoniocebrian.com

sábado, 20 de octubre de 2007

Hay más alegría en dar que en recibir

Dentro de unos minutos saldré rumbo a una mesa redonda en la que varios voluntarios de Cáritas Diocesana de Salamanca vamos a compartir nuestra experiencia con algunos que se incorporan este año a la familia. Quiero culminar las humildes palabras que les dirija con estas otras realmente brillantes del Papa Benedicto en su encíclica Deus caritas est, manifiesto del amor de lectura imprescindible: La caridad no ha de ser un medio en función de lo que hoy se considera proselitismo. El amor es gratuito; no se practica para obtener otros objetivos. Pero esto no significa que la acción caritativa deba, por decirlo así, dejar de lado a Dios y a Cristo. Siempre está en juego todo el hombre. Con frecuencia, la raíz más profunda del sufrimiento es precisamente la ausencia de Dios. Quien ejerce la caridad en nombre de la Iglesia nunca tratará de imponer a los demás la fe de la Iglesia. Es consciente de que el amor, en su pureza y gratuidad, es el mejor testimonio del Dios en el que creemos y que nos impulsa a amar. El cristiano sabe cuándo es tiempo de hablar de Dios y cuándo es oportuno callar sobre Él, dejando que hable sólo el amor. Sabe que Dios es amor (1 Jn 4, 8) y que se hace presente justo en los momentos en que no se hace más que amar. Y sabe que el desprecio del amor es vilipendio de Dios y del hombre, es el intento de prescindir de Dios. En consecuencia, la mejor defensa de Dios y del hombre consiste precisamente en el amor. Las organizaciones caritativas de la Iglesia tienen el cometido de reforzar esta conciencia en sus propios miembros, de modo que a través de su actuación —así como por su hablar, su silencio, su ejemplo— sean testigos creíbles de Cristo. Testigos creíbles. Testigos coherentes. Para que los cinco panes y los dos peces sigan multiplicándose, como por arte de Dios. Y que los cestos sobrantes se repartan bien, claro. Que los reparta el amor.

lunes, 15 de octubre de 2007

La paciencia todo lo alcanza

Está muy extendida la expresión "durar más que la obra de El Escorial", lo cual no se explica del todo bien si se inició en 1563 y se concluyó en 1584, al menos en lo que a la estricta arquitectura se refiere. Quizá se esperaba más rapidez con toda la maquinaria imperial volcada en la tarea y veintiún años parecieron una eternidad. Con afán de ser más exactos y poner el matiz local, en casa siempre decimos, si viene a cuento, que algo "es más largo que las obras de la Basílica de Alba". Precisamente hoy se cumplen 111 años desde que el célebre Obispo Cámara propusiera la edificación de un templo a la altura del Sepulcro de Santa Teresa. Debía estar presidiendo la Misa en las Carmelitas de Alba... como a esta hora lo estará haciendo el actual Obispo de Salamanca en el mismo lugar. Y la iglesia conventual, entonces como ahora, pequeña para tan gran fiesta. O sea que, de entrada, nueve décadas más que la obra escurialense. Mientras el monasterio-panteón real ha resultado ser el estandarte de la hegemonía española del XVI, la Basílica teresiana, si algún día la disfrutamos conclusa, no va a tener mucho que ver con esta maqueta del proyecto original que se conserva en la albense iglesia de San Juan. Hace escasas semanas la Diócesis salmantina ha anunciado su intención de afrontar de una vez por todas la cubrición del templo, castigado por las inclemencias meteorológicas. Desconozco cuál es el proyecto que se maneja para el resto de la obra, pero imagino que las torres neogóticas y alguna filigrana más pasarán al baúl de los recuerdos. No importa. Lo que urge es aprovechar esta renovada empresa para fomentar el conocimiento de la vida y obra de Teresa de Jesús y, con ella, de la realidad que sirve para el programa iconográfico de la decoración de la Basílica: el papel de la mujer en la historia y espiritualidad de la Iglesia. Se me antoja muy original y aún más necesario: Clara de Asís, Catalina de Siena, Rosa de Lima, Teresa de Lisieux... y también mujeres posteriores a la primera piedra del templo, como Edith Stein o la Madre Teresa de Calcuta. Y si además Vaticano Airlines vuela de Fiumicino o Ciampino a Matacán, pues miel sobre hojuelas. Quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta.

viernes, 12 de octubre de 2007

Tierra a la vista

A las dos horas después de medianoche apareció la tierra, de la cual estarían a dos leguas. Amainaron todas las velas y se quedaron con el treo, que es la vela grande, sin bonetas, y pusiéronse a la corda, temporizando hasta el día viernes que llegaron a una isleta de los lucayos, que se llamaba en lengua de los indios Guanahaní. Luego vieron gente desnuda, y el almirante salió a tierra en la barca armada, y Martín Alonso Pinzón y Vicente Anes, su hermano, que era capitán de La Niña. Sacó el almirante la bandera real y los capitanes dos banderas de la Cruz Verde, que llevaba el almirante en todos los navíos por seña, con una F y con una I, encima de cada letra su corona. Puestos en tierra vieron árboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron a tierra, y a Rodrigo de Escobedo, escribano de toda la armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen por fe y testimonio cómo él ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha isla por el Rey y por la Reina sus señores. (Del Diario del Primer Viaje; la pintura es El sueño de Colón, de Salvador Dalí). ¡Feliz Fiesta de mi querida España, esta España mía, esta España nuestra...! Sobre todo para vosotros, los "exiliados" ;-)

martes, 9 de octubre de 2007

Un golpe helado

No recuerdo haberme tomado un helado de paseo este verano. Ni muchos han sido los ratos de calor ni acostumbro a combatirlos con estos dulces que terminan por incrementar la sed. Pero la tarde del pasado jueves no pude negarme. Embutido ya en el sayo (que pasó hace tiempo el cuarenta de agosto) y hasta con una liviana cazadora cruzamos el Puente Nuevo, que no es sino el segundo más antiguo, y Javier se empeñó en invitarme. En la gasolinera tenían Camy y de repente vi en el cartel, eclipsando a Elsa Pataky, mi helado de la infancia, el Almendrado. Fue el entretenimiento hasta casi la Plaza, mientras me hablaba de sus cuentos de la lechera con la casa de Zamora, esa cuya cerradura le habían cambiado unos familiares mal avenidos. Me temo que unas largas semanas en Topas habían puesto tierra de por medio con los pocos lazos que tuviera con el resto del mundo. Me habló de Oslo, de Italia, de los excesos en Marbella, donde siempre vivió este muy viajado hombre de ojos celestes, canoso y descuidado. Sin "el bicho" (ése no, otros sí), pero con nosotros. No sé muy bien cómo fue a parar a la casa, pero había llegado. Cuando le vi por primera vez me imaginé a Billy Bones entrando en la taberna El Almirante Benbow. Aunque pudiera ser Long John Silver, por su cojera, en la que arrastraba una vida demasiado intensamente quemada. Quizá el cofre del tesoro, a falta de isla, se le cayó al Tormes ayer, cuando cruzaba el Puente Nuevo en busca de viejos vicios. Un hachazo invisible y homicida. Demasiada dosis de demasiada mierda. Un empujón brutal te ha derribado, Javier. Descanse en paz.

viernes, 5 de octubre de 2007

La extraña afición de fastidiar al prójimo

Sí, pues si no es por ello soy incapaz de explicarme la proliferación de palabras, gestos, acciones, que lo está logrando últimamente. Podría traer ejemplos sangrantes que se suceden cada día, en este ambiente de concordia nacional que respiramos, pero me conformo enlazando con esta noticia que pasa de la categoría de anécdota para entrar en la de la ofensa gratuita, valiéndose del tópico más burdo y simplón: http://www.elmundo.es/elmundo/2007/10/03/madrid/1191431726.html?a=5669b932572d09bceaeb0200d1c00154&t=1191481169
Retratar a los opuestos, el bueno y el malo, tiene sentido instructivo cuando el bien y el mal quedan suficientemente delimitados, y no hay otra condición que predomine y eclipse el mensaje. Objetivo que no logra este anuncio, en el que ser del Atleti, sucio y cafre vienen a resultar sinónimos. Cajón desastre para hacer propaganda del Metro de Madrid. Pues qué bien, vaya mérito el de estos geniales publicistas. Han logrado fastidiarme. Enhorabuena. Ya se parecen a los que idean los blasfemos anuncios del Getafe, a los que realizan los collages que manchan las paredes de lo que un día fue una iglesia en Ibiza, a los de la peña sanferminera que paseó por Pamplona a un Jesucristo de la Gestapo, a los que dan carnets de ciudadanía según la presencia o no de cocodrilos en la ropa, a los que quemando la foto del Rey queman España, como lo harían prendiendo fuego a una bandera nacional republicana (por ejemplo, la preciosa bicolor de la fallida Primera)... Imagino que fastidiar al personal cansa mucho, o sea que es cuestión de paciencia y esperar a que se agoten. La constancia se estila menos que la mala idea. Hay motivos para el optimismo. Basta con buscarlos bien.