domingo, 22 de noviembre de 2009

Abiertas las puertas

El pasado año, así lo conté, me dejaron algunas llaves y este otoño sigo completando el juego para ir abriendo todas las puertas de Salamanca. Si hace unos domingos fue la de la torre del Clavero, hoy ha sido la de la casa de los Doctores de la Reina, con el mismísimo Fernán Álvarez Abarca, atormentado por una muy renacentista pero no por ello menos frustrante crisis hemorroidal, como inmejorable anfitrión. El galeno de confianza de Doña Isabel nos ha recibido en su casa, dice él que mejor que la del doctor Talavera, esa de las conchas por las paredes. Varios son los semiocultos tesoros que revela esta propuesta municipal, la punta del iceberg de otros muchos que pasan desapercibidos o siguen ahí, desde hace siglos, a la vista pero sin ser mirados, a la sombra de los más célebres monumentos. Cuenta la prensa que dentro de un año abrirán otras puertas, las de la renovada iglesia de San Millán, convertida en Centro de Interpretación del Patrimonio. Ojalá no tardemos en disponer de otras llaves, las del Museo de la Ciudad en el Cerro de San Vicente, que parece no acabarse nunca, y las del Museo Diocesano en el Palacio Episcopal o donde sea, que parece nunca empezar.

3 comentarios:

davidiego dijo...

a mi no me dan las llaves nunca, dicen que se han acabado...
no seré de fiar? o jubilados y otra gente corren más?

Félix dijo...

Qué maravilla poder recorrer las casas y palacios guiados por sus propios moradores. Nadie como ellos sabrá lo que se cuece en sus fogones ¿no?
Cordialmente,
Félix

Lucano dijo...

David, entonces tendré que hacerte unas copias, que nunca viene mal contar con una estancia en un palacio de éstos, por si acaso.

Félix, ojalá en la siguiente visita pongan en funcionamiento los fogones y nos conviden a un buen guiso.

Pronto espero dejar constancia de una escapada a Córdoba, otra ciudad para enmarcar.